domingo, 8 de marzo de 2009

"ROSTROS DE VOS"

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de ultimo vagón

tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor

sin un temblor de mas
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos

estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición

mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos

pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada

las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada
ya mi rostro de vos
cierra los ojos

y es una soledad
tan desolada.

Mario Benedetti

sábado, 7 de marzo de 2009

"EL PATIECITO"

Me dijo mi padre el Dr. Ángel:
-¿Qué hacés Rómulo?
-Estoy desyerbando el patiecito,
voy a sembrar.
-Pero...
-¿Adónde está lo que te di Rómulo?
¿De qué estás viviendo?
-Bueno, soy escribiente padre.
Escribiente.
-Entonces,
no fuiste lo que yo soñé.
-Ay padre, lo que soñaste se lo llevaron las aguas.
Ahora sólo hay malezas,
malezas ¿ves?
Estoy limpiando el patiecito.

Ramón Palomares.

"NO TE SALVES"

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca.
No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.
. Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti

viernes, 6 de marzo de 2009

MENTIRA

Mentira cruel, inexorable, imperdonable;
que marchitas irreversiblemente,
te vas tejiendo con tus falsos hilos de amargura,
cual viuda negra venenosa, engañosa, detestable.
Sólo traes pesares y rencores,
y haces de los seres un terreno árido y valdío
donde sólo crecen espinos y nacen espejismos;
tú, que consumes el alma y creas un desierto oscuro
y frío, compuesto de incertudumbre.
Mentira nocturna que escondes la vida,
y ocultas hábilmente bajo tu elaborado manto ilusorio
la aveces cruel realidad.
Y cuando se va la noche,
para darle paso al día,
se revela toda la verdad escondida.
¿Por qué mentir si existe la franqueza?
¡y esta si es real!

Joe Pinzón

LA ESPERA


Amanecía, y se descubría un sol palpitnte que nacía de un horizonte lejano que pintaba de luz y sombra las habitantes abstractas de las alturas, las nubes, y ese sol imponente, magestuoso, renacído, me hacía encontrarme nuevamente con una naturaleza exótica y llena de misterios; una naturaleza que todas las mañanas me hace pensar, y en ese pensar tan desmezurado, tan salvaje y falto de reglas, recordé mi época moza en la que deambulaba peregrino por desconocidas tierras, conociendo gente y culturas nuevas, llenas de frescor, de vida, de magia... y sentí nostalgia en mi corazón por no poder retroceder en el tiempo y volver a vagar por el mundo, en vez de estar postrado en esta silla, sin poder caminar, sin poder hacer nada, además del desgarrante dolor que mi enfermedaa me hace sentir; y más fuerte se hace mi pena por el hecho de tener que estar solo, aislado de la sociedad para no contagiarlos. Estoy esperando que la blanca fémina de labios rojos entre por mi ventana para llevarme con ella. Por ahora sólo me queda resignarme al dolor, al aislamiento y a la soledad...

Y en medio de esta soledad cierro los ojos como queriendo escapar de ese mundo hermosos y cruel en donde me sumergí, y al acariciar la áspera mesa de hierro helado comienzo a recordar mis viajes, a los grandes y catires bachacos de mi caluroso pueblo natal, a las ranas malolientes que siempre encontraba por las mañanas dentro de mis zapatos verdes cuando era niño, recuerdo a mi primo Octavio corriendo junto a mí detrás de las grandes mariposas multicolores con las alas en forma de corazón que abundaban en su pueblo, mariposas que nunca logramos atrapar aunque corríamos con nuestra mayor fuerza, corríamos, corría, corría, era feliz en esa libertad inocente y pura.

Ahora estos recuerdos hacen que mi nostalgia de haga más y más fuerte, y un dolor indescriptible invade todo mi ser, es un dolor que nace en el alma. Una desesperación inexplicable brota de mi interior y me hace sentir cual fuente de pesares, siento que mi tiempo se torna más y más lento, el "Tick" "Tack" del reloj se vuelve insoportable y las grandes ráfagas de aire que entran por los inmensos ventanales que dan a los jardines del hospital me asfixian y aumentan aún más mi desespero; siento que mi cuerpo tiembla cada vez más y más rápido y mis articulaciones se separan caprichosamente mientras mis venas explotan lentamente dentro de mi, tornando mi blanca piel en una nueva tez color azul profundo; y es en ese momento cuando la veo asomarse a mi ventanal; ella blanca, vestida con unas blancas transparencias que delatan lijuriosamente cada parte de su cuerpo, y los labios rojos... Es la muerte que llegó para llevarme consigo a su palacio de hielo cristalino custodiado por las sombras en el cual una vez que alguien entra ya le es imposible salir. Lo último que recuerdo de ese día es la sangre brotando por mis ojos callendo certeramente sobre mis rodillas inmóbiles cubiertas por un manto de lana gris.


Joe Pinzón.